LAS POLIMITAS DE BARACOA:
El más hermoso de los caracoles terrestres del mundo salvaje, la polimita, está amenazada por ser extraordinariamente bella, su fabulosa variedad de colores se presenta en forma de espiral en sus conchas.
La venusta es la especie de polimita de más amplia distribución geográfica y la de mayor capacidad de adaptación. Se pueden ver en amarillo, rojo, verde, blanco y ámbar.
Es sorprendente el poder de adaptación de las polimitas. Aún se desconoce por qué se encuentran en mayor abundancia a los lados de los caminos que hace el hombre, lo cual las aproxima a su mayor peligro y, por otro lado, donde se dan en mayor abundancia es en los cafetales, lo que no es lógico pues la polimita es endémica de Cuba, y el café nació en un sitio muy distante de aquí, la meseta de Abisinia, en África. En cambio, hacen buenas migas. Nacieron el uno para el otro.
La polimita, siempre de noche y en períodos lluviosos, busca pareja. En el acto reproductor, ambos se fecundan y en un período de varias semanas, descienden del árbol donde habitan para ocultar alrededor de una veintena de huevecillos en la tierra. Las larvas crecen y se transforman en caracoles. Cuando eclosionan, son solo como unos diminutos granos de arena, lo que vendrá a ser la cresta desde donde empezará a crecer el caracol.
Las polimitas no se dan en otro lugar de Cuba que no sea en Baracoa. Por más de cien años se ha intentado “sembrar” ejemplares en ambientes similares, como pudiera ser un cafetal de montaña, en otra región de Cuba, pero jamás ha dado resultado.
La picta es una variedad que se da en zonas húmedas y prefiere los cafetales, a los que defiende a capa y espada. Con solo cuatro polimitas, un cafeto se mantiene sano, lo cual, para quienes pretenden obtener un grano orgánico, significa el mejor aliado de todos: no cobra nada por su trabajo y solo exige que se le deje vivir en paz.
El más hermoso de los caracoles terrestres del mundo salvaje, la polimita, está amenazada por ser extraordinariamente bella, su fabulosa variedad de colores se presenta en forma de espiral en sus conchas.
La venusta es la especie de polimita de más amplia distribución geográfica y la de mayor capacidad de adaptación. Se pueden ver en amarillo, rojo, verde, blanco y ámbar.
Es sorprendente el poder de adaptación de las polimitas. Aún se desconoce por qué se encuentran en mayor abundancia a los lados de los caminos que hace el hombre, lo cual las aproxima a su mayor peligro y, por otro lado, donde se dan en mayor abundancia es en los cafetales, lo que no es lógico pues la polimita es endémica de Cuba, y el café nació en un sitio muy distante de aquí, la meseta de Abisinia, en África. En cambio, hacen buenas migas. Nacieron el uno para el otro.
La polimita, siempre de noche y en períodos lluviosos, busca pareja. En el acto reproductor, ambos se fecundan y en un período de varias semanas, descienden del árbol donde habitan para ocultar alrededor de una veintena de huevecillos en la tierra. Las larvas crecen y se transforman en caracoles. Cuando eclosionan, son solo como unos diminutos granos de arena, lo que vendrá a ser la cresta desde donde empezará a crecer el caracol.
Las polimitas no se dan en otro lugar de Cuba que no sea en Baracoa. Por más de cien años se ha intentado “sembrar” ejemplares en ambientes similares, como pudiera ser un cafetal de montaña, en otra región de Cuba, pero jamás ha dado resultado.
La picta es una variedad que se da en zonas húmedas y prefiere los cafetales, a los que defiende a capa y espada. Con solo cuatro polimitas, un cafeto se mantiene sano, lo cual, para quienes pretenden obtener un grano orgánico, significa el mejor aliado de todos: no cobra nada por su trabajo y solo exige que se le deje vivir en paz.
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